miércoles, noviembre 03, 2010

Dios es Amor

No podemos negar esta gran verdad.Hoy estamos aquí mañana no sabemos;por esta razón necesitamos estar a cuentas con Dios todos los días.

La muerte siempre ha sido un misterio para el hombre,pues en los planes originales de Dios no estaba incluida.La muerte vino por la desobediencia del hombre en el huerto del Edén.
La palabra de Dios dice:"Por cuanto todos pecaron, están destituidos de la gloria de Dios".Romanos 3:23

Es cierto, todos hemos pecado, incluso nuestro pasado nos condena; no somos merecedoresde la vida eterna.Pero Dios en su infinito AMOR estableció una manera por la cual podemos obtener la vida eterna,y fue a través de su hijo Cristojesus,quien derramó su preciosa sangre en cruz del Calvario por el perdón de nuestros pecados,por nuestra salvación y por nuestra vida eterna.

La palabra de Dios dice:"Que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor creyeres en tu corazón que Dios le levanto de los muertos, serás salvo" Romanos 10:9). Nadie mas te puede salvar!confia en Jesús ( YESHUA ).Lo más grande,lo mas maravilloso que pueda hacer un ser humano en su vida,es reconocer y aceptar a Cristojesus como su único Señor y Salvador.Y no solamente serás salvo, ademásDios te da la potestad a partir de ese momento de ser llamado hijo de Dios. Juan 1:12.Por todo lo anterior te exhorto a que tu, no importa quien seas,ni de donde seas,sepas que Dios te ama y que tiene un propósito maravilloso para tu vida.El no solo desea tu salvacion,sino que ya hizo todo lo posible como Dios y hombre en el Señor Jesús de Nazaret.Para darte el perdón y la redención de tus pecados y la vida eterna.

Tu solo debes de creerlo y aceptarlo.La palabra de Dios dice: "Porque todo aquel que invocare el nombre del Señor será salvo."Romanos 10:13 .!Ahora! te invito a que hagas lo más grande y maravilloso que pueda hacer un ser humano en su vida.Aceptar y reconocer al Señor Jesús de Nazaret.Como tu único Señor y Salvador.El mismoJesús ( Yeshua )dijo:"Yo soy el camino,la verdad y la vida;nadie viene al Padre,sino por mi"Jn.14:6. Si lo sientes repite conmigo:Dios mío me confieso pecador y me arrepiento acepto a tu hijo Jesús como mi único Señor y Salvador.Pon mi nombre en el libro de la vida.Gracias Señor Jesús de Nazaret. Amen.

Si realizastes esta oración te felicito y ruego a Dios te guarde y te bendiga ahora y siempre junto a los tuyos,donde quiera que ellos esten.Lee la Biblia cada día y conocerás mejor al Mesias.Habla con Dios en oración diario.Bautizaté y congrégate donde la Biblia sea la autoridad final.


Coloboración de: Rev. Dr. Justo López-Castro

La injusticia Social

Le dijo (a Jesús) uno de la multitud: Maestro, dí a mi hermano que parta conmigo la herencia. Mas él le dijo: Hombre, ¿quién me ha puesto sobre vosotros como juez o partidor? Y les dijo: Mirad, y guardaos de toda avaricia. – Lucas 12:13-15.


La cuestión del reparto de las riquezas siempre ha sido un tema de actualidad. Sea entre los miembros de una familia con motivo de una herencia, entre las clases sociales o entre los pueblos de la tierra, es el mismo problema. ¿Qué actitud debe tener el creyente frente a estos conflictos? ¡La misma que el Señor Jesús! Quizás hoy se le haría la pregunta de la siguiente manera: Maestro, ¿no te inquieta la injusticia que reina en el mundo? Mi prójimo vive en la abundancia, dile que comparta un poco conmigo. Pero la respuesta del Señor sería la misma: “¿Quién me ha puesto sobre vosotros como juez o partidor?”.

¿Acaso Dios aprueba la injusticia? ¡Por supuesto que no! Un día Dios instaurará en toda la tierra un reino de justicia y de paz. Actualmente el egoísmo está en el fondo del corazón humano, pero “Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios” (1 Pedro 3:18).

Dios llama a cada uno al arrepentimiento y a la fe en Jesús para que reciba el perdón de sus pecados, de sus propias injusticias. A aquel que cree le da una nueva naturaleza capaz de amar desinteresadamente, de actuar con justicia, para luego seguir el ejemplo de su modelo, es decir, Jesús, quien “anduvo haciendo bienes” (Hechos 10:38). “Así que, según tengamos oportunidad, hagamos bien a todos” (Gálatas 6:10). Debajo de sus alas estarás seguro.

martes, noviembre 02, 2010

Encuentros

                                                                                                                                                                           Dios traerá toda obra a juicio, juntamente con toda cosa encubierta, sea buena o sea mala. – Eclesiastés 12:14.


Jehú, jefe militar impetuoso, es ungido rey por el siervo de Eliseo. Por medio de él, Dios había decidido vengar la sangre de sus profetas muertos por la familia real de Acab, en especial por su mujer idólatra Jezabel. 2 Reyes 9 relata la muerte Jezabel y de su hijo Joram.

Jehú, prosiguiendo su misión vengadora, encuentra una tropa de alegres jóvenes que siguen su camino con total despreocupación. Son los cuarenta y dos hermanos (o primos) de Ocozías, el rey de Judá (2 Reyes 10:12-14). Sin sospechar lo que acaba de suceder, van a visitar a la brillante juventud de la familia real del reino de Israel (v. 1-13)… ¡justamente ésa cuyas setenta cabezas en ese mismo momento se juntan en dos montones a la puerta de Jezreel! Pues bien, ¡en la muerte es donde se encontrarán! ¡Cuántos jóvenes sólo piensan en vivir la vida, olvidando que la muerte puede sorprenderlos sin que estén preparados (Eclesiastés 11:9). Sí, cuántos de ellos hallaron esa súbita muerte, por ejemplo, en un accidente automovilístico, mientras corrían a sus placeres.

Otro encuentro más interesante es el de Jonadab, hijo de Recab (2 Reyes 10:15-17). Es un hombre fiel. El capítulo 35 de Jeremías nos cuenta la historia de esa familia. Jehú se vanagloria de su celo por Jehová, luego lo invita a asistir a la masacre de los sacerdotes de Baal. Pero el ardid que emplea en nada es comparable con la escena del Carmelo que había traído de vuelta a Dios el corazón de su pueblo Israel (1 Reyes 18).

lunes, noviembre 01, 2010

El fin de lo Terrenal


Ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron. – Apocalipsis 21:4.


Cierta vez un predicador del Evangelio conversó con un desconocido. Éste le dijo: –Usted habla de lo que cree, pero yo no creo lo que usted predica. –¿Puedo saber qué es lo que usted cree?, repuso el predicador. –Bien, creo que todo se acaba con la muerte, fue la respuesta. –Yo también lo creo, dijo el creyente. –¿Qué, usted también cree que todo termina con la muerte?, exclamó su interlocutor. –Es cierto que la muerte pone fin a todo lo presente, prosiguió el predicador. Quita toda posibilidad de obrar mal, pone fin a todos nuestros deseos y vuelve superfluos todos nuestros proyectos. Todas las amistades se acaban, todo orgullo desaparece. La muerte pone fin a todo esto. Entonces todo el que no cree a Dios irá a la eterna perdición. En lo que me concierne, la muerte pone fin a todas mis preocupaciones y dificultades, a todos mis pesares, penas y lágrimas. Para mí todo esto termina con la muerte, y me iré de aquí para estar en la gloria de mi Señor, en donde me espera un infinito gozo, una eterna paz y felicidad. –No había considerado las cosas desde ese punto de vista, repuso el desconocido.

El resultado de esta conversación fue que más tarde el hombre halló la paz con Dios.

Sí, con la muerte todo lo terrenal termina. A los inconversos les espera el juicio; los hijos de Dios van con Cristo al paraíso, “lo cual es muchísimo mejor” (Filipenses 1:23). Su futuro es glorioso y está asegurado por la eternidad.

miércoles, agosto 25, 2010

La Inconsciencia.


Despiértate, tú que duermes, y levántate de los muertos, y te alumbrará Cristo. – Efesios 5:14.


En Norteamérica, el río Niágara corre primero tranquilamente, luego la corriente adquiere rapidez, pasando por peñas y rocas hasta llegar a las famosas cataratas de unos 50 metros de altura.

Hace años se vio navegar sobre el río una lancha en la cual dormía un indio. La gente que lo observaba desde la ribera gritó y hasta hizo sonar una trompa para tratar de despertar al hombre en peligro, pero todo fue en vano. La lancha avanzaba cada vez con mayor rapidez y tocó una roca. Se pensó que esto iba a despertar al indio, pero él siguió durmiendo. Quizás estaba muy cansado, o ebrio. La lancha, llevada cada vez más rápido por la corriente, se acercó a la catarata. En el último momento el desdichado se despertó. Se vio cómo se enderezó, agarró los remos… y se precipitó en la profundidad.

¡Qué imagen más acertada del ser humano que sencillamente se deja llevar por el espíritu del presente siglo malo sin pensar en el destino que le espera: la eternidad! «Vivir el presente» es el eslogan de moda. Uno quiere vivir tan intensamente como le sea posible, probar todo y no perderse nada. Le conviene que la moral pública haya abolido la noción de “pecado”.

Nuestros contemporáneos se dirigen al fin «durmiendo». Sin pensar en él, se dirigen directa y constantemente hacia él. No son conscientes de que son responsables de su vida ante Dios. Él desea salvarlos de la eterna perdición. Los llama y les advierte para que se despierten a tiempo, aun con un mensaje como el del programa de hoy.

martes, junio 29, 2010

Un Mundo Invisible.

En él (Jesús, el Hijo de Dios) fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles… todo fue creado por medio de él y para él. – Colosenses 1:16.

A Dios nadie le vio jamás; el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, él le ha dado a conocer. – Juan 1:18.
Por medio de sus sentidos e inteligencia, la humanidad percibe su entorno y procura explorar las partes más alejadas del universo. Pero existe una esfera que nuestros sentidos naturales no pueden percibir. Sólo la Biblia nos da a conocer su realidad e importancia. Es el mundo invisible.

Dios es Espíritu (Juan 4:24), es invisible (1 Timoteo 1:17), es Aquel a quien ningún hombre ha visto ni puede ver (1 Timoteo 6:16), el creador de todo, incluso de lo invisible; sólo Él puede darnos la inteligencia para comprender ese mundo.

Los ángeles pueblan el mundo invisible. Son “espíritus ministradores, enviados para servicio a favor de los que serán herederos de la salvación” (Hebreos 1:14). Pero también existen los demonios, “ángeles que no guardaron su dignidad” (Judas 6), cuyo jefe es Satanás. Son “huestes espirituales de maldad en las regiones celestes” (Efesios 6:12). Los demonios tratan de esclavizar a los hombres.

¡Tengamos cuidado! El ocultismo está en relación con ese mundo. ¿Y qué salida nos queda si hemos participado de él? Acudir a Jesús y suplicarle que nos libre. Jesús es Dios. En la cruz triunfó sobre Satanás y sobre los poderes espirituales de maldad. Sólo los que reciben este mensaje de salvación participan en esta victoria.

jueves, junio 17, 2010

¿Con qué Objetivo Creó Dios al Mundo?

Las cosas invisibles de él (Dios), su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa. - Romanos 1:20.

Quien reflexione en la existencia del universo y en su funcionamiento es llevado a admitir las cosas como son: la coherencia de nuestro mundo es la prueba de una inteligencia divina creadora. Rehusar tal conclusión sería tan poco razonable como pensar que un automóvil fue construido por una serie de casualidades. Así como un ingeniero no concibe un auto para no hacer nada con él, Dios no creó el mundo sin tener un objetivo. ¿Cuál es, pues, el proyecto de Dios para el mundo, y más particularmente para cada individuo que forma parte de esta creación? Es esencial preocuparse por ello.

La Biblia nos dice que Dios busca adoradores (Juan 4:23). Dios es amor (1 Juan 4:16) y siempre deseó tener junto a Él, en su intimidad, seres felices que le conozcan como Aquel que otorga su gracia y que le canten eternamente sus alabanzas. Se reveló bajo este carácter al darnos a su Hijo Jesucristo. Éste vino como hombre y habitó en medio de seres perdidos para demostrarles el amor divino. Y en el momento mismo en que la maldad del corazón humano alcanzó su punto culminante, cuando crucificaron a Jesucristo en una cruz, Dios mostró lo que había en su corazón al salvar a los hombres culpables y perdidos.

La primera intención de Dios con usted es adquirirle para Él. Quiere llevarle a poner su confianza en Jesús, perdonarlo y adoptarlo como su hijo. Entonces le promete la eterna felicidad en su presencia.

sábado, junio 12, 2010

Un Dios que Salva.

Sin derramamiento de sangre no se hace remisión (de pecados).
                - Hebreos 9:22.
La sangre de Jesucristo… nos limpia de todo pecado.  1 Juan 1:7.








Una mujer libanesa, a quien se le hablaba del amor de Dios por este mundo, se resistía con muchos argumentos.

Pero un día su hijo, víctima de un accidente, necesitó urgentemente una transfusión sanguínea. En esa región montañosa del Líbano hubo que buscar a alguien dispuesto a dar sangre al joven. Sólo un cristiano de la aldea tenía el grupo sanguíneo compatible con el del muchacho y no vaciló en socorrerlo. Gracias a este creyente, el herido se repuso rápidamente.

Días después el creyente fue a visitar a la familia. Todos lo acogieron con gozo y agradecimiento. –Su intervención salvó la vida de mi hijo, dijo la madre. Entonces, sonriendo, el creyente dijo: –Es poca cosa, señora; piense más bien en lo que Dios hizo por nosotros. La Escritura dice que estábamos “muertos en pecados” (Efesios 2:5), pero “de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna” (Juan 3:16).

A veces el don de la sangre es el único medio para salvar físicamente una vida humana. Jesús dio su vida por mí. Murió en mi lugar, cargó con el castigo que merecían mis pecados. A través de su sangre vertida en la cruz obtuvo pleno perdón para todos aquellos que creen, haciendo así la paz con Dios.

Entonces la mujer comprendió que la actitud de ese creyente era el reflejo de un amor mucho más grande: Jesús dio su vida para la salvación de los hombres.



miércoles, junio 02, 2010

Él no Fuerza la Puerta.

(Jesús dijo:) He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él. - Apocalipsis 3:20.
Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres. - Juan 8:36.

Después de una terrible tragedia, un periodista preguntaba a una creyente: –¿Cómo pudo Dios permitir semejante catástrofe? Ella contestó: –Creo que Dios está tan entristecido como nosotros, porque durante años le pedimos que saliera de nuestro gobierno, de nuestras escuelas, de nuestras vidas… ¿Cómo podemos esperar que él nos dé su protección y bendición si exigimos que nos deje solos?

El ser humano, impregnado de un equivocado concepto de libertad, quiere pensar por sí mismo, pero no se da cuenta de que está condicionado por prejuicios, influido por los modelos culturales y sociales, por las costumbres de los demás. ¿Qué libertad sería hacer lo que se nos antoja a costa de los demás? ¿No corre el peligro de conducir a los peores excesos, si está en contradicción con los mandamientos que Dios dio al hombre para guiar su vida en la tierra? Dios dejó al hombre la libertad de escoger como ser responsable.

Pero toda elección tiene sus consecuencias. La Escritura lo confirma: “Todo lo que el hombre sembrare, eso también segará” (Gálatas 6:7). Cuando Dios está a la puerta de mi vida, por decirlo así, y espera que le abra, la decisión es mía. Él nunca obliga a abrirle, no va a forzar la puerta. Esa elección compromete mi vida terrenal y mi porvenir eterno. Dios también dice: “Os he puesto delante la vida y la muerte… escoge, pues, la vida” (Deuteronomio 30:19).

¿En Quién Tener Confianza?

No seas sabio en tu propia opinión. - Proverbios 3:7.
El que piensa estar firme, mire que no caiga. -
1 Corintios 10:12.
Guárdame, oh Dios, porque en ti he confiado. - Salmo 16:1.

La Biblia nos invita a admirar la “paciencia” de Job (Santiago 5:11). Pero este hombre “perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal”, mantenía en su corazón una secreta satisfacción de sí mismo. Le sobrevinieron las pruebas, la miseria, la enfermedad y finalmente las injustas insinuaciones de sus amigos. Al final Job perdió la paciencia. Exasperado, proclamó sus buenas obras y la perfección de su conducta.

Entonces Dios se reveló a él, primero por medio de un mensajero fiel, Eliú, y luego directamente. En este contacto con Dios, Job aprendió no sólo a conocer mejor a Dios, sino a conocerse a sí mismo (Job 42:5-6). Descubrió que todo lo bueno viene de Dios (Job 38:4-41). Así pasó de la confianza en sí mismo a la confianza total en Dios.

La historia de David y Goliat (1 Samuel 17) nos enseña que si la confianza en sí mismo puede hacer de uno un campeón orgulloso, la confianza en Dios nos hace vencedores. El gigante, muy consciente de su fuerza, desafiaba a todos a competir con él. El joven David confiaba humildemente en Dios. Aunque tenía su honda en la mano, no ponía su confianza en ella, pues dijo al gigante: “Tú vienes a mí con espada y lanza y jabalina; mas yo vengo a ti en el nombre del Señor” (v. 45).

Ambos, Job y David, recibieron la recompensa a su confianza en Dios.



martes, junio 01, 2010

La Luz Humana y la Luz Divina.

En él (el Verbo) estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. – Juan 1:4.
Aquella luz verdadera, que alumbra a todo hombre, venía a este mundo.
Juan 1:9.




¿Ha notado cómo la luz de un cerillo parece insignificante cuando la claridad del día inunda la habitación?
La luz de la bombilla se puede comparar con los pensamientos humanos. Éstos proyectan cierta luz que ayuda a comprender mejor las circunstancias que atraviesa nuestro mundo. Pero así como la bombilla sólo emana un débil resplandor comparado con la luz solar, todos los pensamientos humanos son poca cosa comparados con la verdad divina que Dios quiso comunicarnos por medio de su Palabra.

Rehusar abrir las cortinas en un día radiante y querer alumbrarse con una lámpara eléctrica sería un comportamiento extraño. Sin embargo, hoy en día muchas personas obran de esa manera. Estudian las corrientes de pensamiento que nuestro mundo produjo en el curso de los siglos, pero descuidan o rehúsan buscar la verdad divina en las Escrituras. Aun cuando uno todavía no haya reconocido en ella la voz de Dios, es indispensable conocer lo que la Escritura declara.

La Biblia afirma que Cristo es la luz verdadera. Mientras no entremos en una relación viva con Él, somos dejados en la incertidumbre y la penumbra de los pensamientos humanos. Jesucristo desea que le conozcamos como nuestro Salvador, quien murió para darnos una vida nueva. Abra su corazón a Cristo, quien le inundará con su luz y así usted conocerá su amor.

lunes, mayo 31, 2010

El Espíritu Santo es Inherente al Creyente.


Vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa. - Efesios 1:13.


Después de la ascensión del Señor Jesús, el Espíritu Santo vino a esta tierra para habitar en los creyentes. Esto es una característica especial de la época cristiana en la que vivimos. El mismo Señor lo había anunciado, y su promesa se cumplió en Pentecostés.

Desde entonces, cuando alguien cree en el Evangelio de la salvación, recibe al mismo tiempo el Espíritu Santo como sello de Dios a su fe. Es inherente al creyente, es decir, está de tal manera unido a él que es inseparable.

Al recibir el Espíritu Santo, el nuevo creyente no tiene que esperar a que se produzcan señales o milagros. El primer efecto de la presencia del Espíritu Santo es que somos conscientes de nuestra filiación divina: “El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios” (Romanos 8:16).

Por medio del Espíritu nos dirigimos confiadamente al Dios todopoderoso como a nuestro Padre. El sentir conscientemente la relación de confianza que tenemos para con Dios como redimidos es una prueba de la presencia del Espíritu Santo en nosotros.

Ahora nuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo que mora en nosotros, el cual quiere conducirnos en todos los problemas de la vida y mantenernos en una serena relación con Dios. “Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios” (Romanos 8:14); y también son conducidos por él: “él os enseñará todas las cosas” (Juan 16:26).

sábado, mayo 29, 2010

Generación Yo Primero.

Debes saber esto: que en los postreros días vendrán tiempos peligrosos. Porque habrá hombres amadores de sí mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos, sin afecto natural – 2 Timoteo 3:1-3.


En la portada de una revista un gran título atrae la atención: «Generación Yo primero». El autor del artículo interrogó a varios jóvenes acerca de su forma de ver la vida. La idea predominante de sus entrevistas la resume en ese título. Para ellos ya no se trata de seguir un modelo de las generaciones precedentes, como la formación, el empleo, el casamiento, etc. Cada uno quiere su independencia y vivir a su antojo.

Sería injusto generalizar, pues muchos jóvenes se muestran verdaderamente responsables y aun generosos… cada uno a su manera. Pero el título de la revista nos atañe a todos. El egoísmo nos caracteriza cada vez más. Hace mucho que Dios mencionó esos defectos (véase Proverbios 30:11-14), y ahora son más notorios, pues llegamos a los tiempos difíciles anunciados por el apóstol Pablo.


En cambio, “ni aun Cristo se agradó a sí mismo” (Romanos 15:3). Nos conocía perfectamente y sabía que merecíamos el juicio de Dios a causa de nuestros pecados. Sin embargo, “Cristo nos amó, y se entregó a sí mismo por nosotros” (Efesios 5:2). Lo hizo para salvarnos. ¿Somos conscientes del contraste absoluto entre él y nosotros? Esto provocó el odio contra él: fue injuriado y clavado en una cruz. Este contraste me convence del amor de Cristo y me lleva a demostrarlo en mi vida a los que me rodean.

viernes, mayo 28, 2010

La Desconfianza o la Confianza.

La serpiente… dijo a la mujer: ¿Conque Dios os ha dicho…? - Génesis 3:1.

Creyó Abraham a Dios, y le fue contado por justicia. – Romanos 4:3.
Los versículos del encabezamiento presentan dos actitudes ante lo que Dios dice:
1. El hombre puede escuchar la voz de la serpiente, llamado el diablo o Satanás, y dejar entrar la duda en su corazón. Entonces manifiesta desconfianza respecto a Dios su creador: se vuelve incrédulo, pone su Palabra en duda, desobedece y se esconde. Sólo ve en Dios a un juez a quien debe rendir cuentas. No puede gozar de la feliz relación como lo había hecho en el huerto del Edén y se halla separado de él. El miedo llena su corazón. La muerte es el final de su camino.

2. Como Abraham, puede recibir con fe lo que Dios dice. Al conocer a Dios confía en él. Entonces está en comunión con Dios y deja en sus manos todo lo que le concierne. Es la actitud característica de la fe; y se manifestó en Abraham, padre de los creyentes. Este es el camino que lleva a la vida.

Para volver a ganarse la confianza del hombre y demostrarle su amor, Dios hizo lo que el hombre no podía concebir: dio a su Hijo unigénito. “El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros” (Romanos 8:32). En presencia de tal don, sólo hay dos opciones: creer o permanecer incrédulo. La respuesta que demos muestra a quién escuchamos: a Dios, y somos llamados hijos de Dios; o al diablo, y entonces somos hijos del diablo. Para ser librados de Satanás sólo hay que creer en la Palabra de Dios

jueves, mayo 20, 2010

El Arrepentimiento: Estado de Espíritu y Hechos.

Su benignidad (la de Dios) te guía al arrepentimiento. – Romanos 2:4.


La tristeza que es según Dios produce arrepentimiento para salvación. – 2 Corintios 7:10.

Después de una declaración pública de una empresa o del gobierno, a menudo se oye decir: «Las palabras no bastan, hacen falta hechos concretos». Efectivamente, la eficacia de una declaración se aprecia según los hechos que desencadena. Quizás esperamos mucho de los que ocupan puestos de responsabilidad, pero ¿cómo nos comportamos en cuanto a la coherencia entre nuestras palabras y nuestros hechos, particularmente en la esfera de la fe y del arrepentimiento, donde los hechos deberían seguir necesariamente a las palabras?

Dios nos dice: “Deje el impío su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos, y vuélvase al Señor, el cual tendrá de él misericordia, y al Dios nuestro, el cual será amplio en perdonar” (Isaías 55:7). El arrepentimiento tiene dos aspectos: un cambio en los pensamientos y otro en la conducta. Se trata de rechazar los pensamientos que se ha tenido hasta entonces y alimentar aquellos que están de acuerdo con la Escritura. Luego es necesario pedir a Dios que nos ayude a hacer lo que le agrada.

Estos hechos están ligados al arrepentimiento, proceso que no hay que confundir con las penitencias, que son las buenas obras o cualquier cosa que sería considerada por el hombre como factible para compensar o expiar las faltas. No podemos hacer nada para expiar nuestras faltas, pero Cristo lo hizo todo en su obra expiatoria en la cruz.

lunes, mayo 17, 2010

Palabras de Paz y de Verdad.



Fueron enviadas cartas a todos los judíos… con palabras de paz y de verdad. - Ester 9:30.











La hermosa expresión: “Palabras de paz y de verdad” se refiere a lo que Mardoqueo escribió a sus compatriotas judíos durante el reinado del rey persa Asuero. También se aplica a las enseñanzas de Jesucristo, como las hallamos en los cuatro evangelios del Nuevo Testamento.

En el Señor Jesús no había odio ni envidia, estaba libre de todo ello. Por eso pudo decir a sus discípulos: “La paz os dejo, mi paz os doy” (Juan 14:27). Con esto él pensaba primeramente en la paz para sus conciencias, pero también en la paz para sus corazones. A ese respecto el Señor quería dar su propia paz, de la cual él mismo gozó diariamente mientras anduvo en esta tierra.

Esta paz tiene una cualidad especial, porque Él agregó: “Yo no os la doy como el mundo la da”. Basta una mirada al mundo para comprobar la falta de paz. Jesucristo, en cambio, rebosaba de paz, de una constante tranquilidad interior en su inalterable comunión con su Dios y Padre. Sus discípulos pueden conocer semejante paz y gozar de ella.

Esta paz está basada en la verdad. En el Señor no había falsedad ni mentira: “Yo soy… la verdad” (Juan 14:6). Nadie puede discutir esta reivindicación. Nosotros, al contrario, con frecuencia no decimos la verdad y no somos tan meticulosos a ese respecto. Nos hace bien pensar cuán diferente era Jesús en esto.

domingo, mayo 09, 2010

Descuido.

La pereza hace caer en profundo sueño, y el alma negligente padecerá hambre.  
              Proverbios 19:15.




A primera vista no parece que la negligencia sea un defecto muy grave. En realidad todo depende de las consecuencias que resulten de ella. Cualquier descuido de un chófer será juzgado culpable si provoca un accidente.

Hay un campo, el de nuestra situación ante Dios, en donde la negligencia puede conducir a las más trágicas consecuencias. Muchas personas tienen la intención de interesarse por ese asunto, pero no en seguida. Descuidan una “salvación tan grande” (Hebreos 2:3). Ahora es cuando debemos escuchar lo que Dios nos dice acerca de nuestro porvenir eterno y aceptar a Jesús como Salvador.

Nosotros, los cristianos, también corremos el riesgo de ser negligentes. Si bien nuestro porvenir eterno está asegurado por la obra perfecta de Cristo, somos responsables de vivir nuestro cristianismo, de aprovechar las oportunidades para dar testimonio de Cristo y de hacer las buenas obras que “Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas” (Efesios 2:10).

¿Ha notado usted cuántos obstáculos interiores y exteriores nos detienen en nuestra vida cristiana? Si mis flaquezas me impiden ser útil a mi prójimo, Dios hallará otros testigos. Pero en el día de las recompensas, ¿mi Señor y Maestro podrá decirme: “Sobre poco has sido fiel… entra en el gozo de tu señor”? (Mateo 25:21).

viernes, abril 23, 2010

Ir Voluntariuamente al Infierno

El que no se halló inscrito en el libro de la vida fue lanzado al lago de fuego. – Apocalipsis 20:15.

Un grupo de personas se encontraba reunido en un castillo escocés alrededor de la chimenea en la cual se había hecho un gran fuego. Durante la conversación se hizo alusión al cristianismo. Un hombre elegante y de edad dijo a la dueña de casa: –Por lo que acaba de decir, entiendo que usted es cristiana. ¿Cree seriamente en lo que dice la Biblia? –Sí, fue la respuesta. –¿También cree que los muertos resucitarán?, siguió preguntando el hombre. –Sí, volvió a decir la señora. –¿Y que los que no se hallen inscritos en el libro de la vida irán al infierno? –Sí, lo creo, agregó la señora.

Entonces este hombre cruzó el salón hasta la esquina donde se hallaba la jaula de un periquito. Lo sacó de ella, se dirigió a la chimenea y se dispuso a tirarlo al fuego. Asustada, la señora le tocó el brazo, diciendo: –¿Qué está haciendo? ¡Pobre pájaro! El hombre se rió y dijo: –Oiga, usted siente pena por este pobre pájaro, pero su Dios echa millones de personas al infierno. ¿Es éste un Dios de amor?

La señora le dijo: –¡Usted está equivocado! Dios no echa a nadie al infierno. Nosotros los seres humanos vamos voluntariamente a él. Dios sí quiere que todos seamos salvos.

Aún hoy el Señor Jesús ofrece gratuitamente el medio de escapar del infierno, ese lugar de desdicha. En Apocalipsis 22:17 leemos: “El que quiera, tome del agua de la vida gratuitamente”. “El que cree en el Hijo tiene vida eterna” (Juan 3:36).

martes, abril 13, 2010

DONDE ESTA EL INFIERNO?

El que rehúsa creer en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él. – Juan 3:36.

Todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo. – Romanos 10:13.

–¿Está lejos el infierno?, preguntó uno de los muchachos de un trío medio borracho que estaba tropezando a lo largo de una playa. Molesto por la actitud de los jóvenes, el policía de guarda contestó: –El infierno se halla al final de una vida sin Cristo, y usted está más cerca de él de lo que se imagina. Debería prepararse para encontrar a Dios.

Los tres borrachos se dieron media vuelta y continuaron tambaleándose sin hacer otro comentario. Esa noche se encontró el cadáver de uno de esos jóvenes junto a la orilla.

Años más tarde, este mismo policía estaba patrullando nuevamente la playa cuando se le acercó un turista que le dijo, al tiempo que le estrechaba la mano: –Usted no se acuerda de mí, pero yo lo reconozco. ¿Recuerda un trío de jóvenes ebrios y que uno de ellos le preguntó por el infierno? Él se ahogó. Yo estaba con él ese día, y la advertencia que usted le dio me impactó y me llevó a confesar mis pecados a Jesús y a recibirle como mi Salvador. Estoy muy agradecido a Dios por haberle inspirado para tocar mi corazón y hablarnos así. Él empleó sus palabras y me salvó por su gracia.

¡Qué aliento para ese agente cuando se enteró de que su advertencia no había sido inútil! Este joven la escuchó y reconoció que la muerte de su amigo era una prueba de lo que puede ocurrir cuando uno vive sin Dios.

domingo, marzo 14, 2010

Brillar donde Dios nos colocó.










Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder. Ni se enciende una luz y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en casa. Así alumbre vuestra luz delante de los hombres. - Mateo 5:14-16.

Dios coloca a sus hijos aquí y allá en el mundo, como se colocan faroles en las calles de una ciudad. Pero al igual que las lámparas eléctricas, para dar luz es necesario estar en contacto con la fuente de energía.

El Señor Jesús advirtió a los suyos: “Separados de mí nada podéis hacer” (Juan 15:5). Evidentemente, las lámparas no se preocupan por el lugar donde fueron colocadas; lo importante es que den luz. El que las coloca en el lugar donde deben estar es el responsable.

En el sentido moral, la luz es la irradiación de la vida de Jesús en el mundo. Usted se halla en cierto vecindario, en un lugar de trabajo determinado, en condiciones que tal vez quisiera cambiar, pero que no son casuales. Dios lo colocó allí y sabe por qué lo hizo. Espera que usted reproduzca, y justamente en su entorno, las perfecciones morales de Jesús: bondad, humildad, dulzura, alegría, paciencia y abnegación.

Los que no leen la Palabra de Dios deben, de alguna manera, poder leerla mediante el testimonio de la vida de los creyentes. ¿Qué se necesita para esto? ¡Que la corriente pase! Permanecer en contacto con la fuente divina, mantener la comunión con el Padre y con el Hijo. La razón de ser del cristiano en la tierra es irradiar la luz de Cristo. ¡No faltemos, pues, a nuestra vocación!

miércoles, marzo 10, 2010

Exodo La Salida de Egipto












El Exodo es la salida de Egipto .Esta es, en la Biblia, la gran hazaña de Dios: la salida del país de la esclavitud hacia la tierra prometida. Dios libera a su pueblo <>, abriendo un camino en el mar.


Este libro es el segundo de los llamados libros históricos de la Biblia ; también conocidos como los libros del Pentateucos (Génesis, Exodo, Levítico, Números y Deuteronomio. Tradicionalmente se ha atribuido a Moisés la composición de los Cinco Libros. Así lo admitieron desde tiempos remotos los judíos, y los primeros cristianos.

El libro está dividido en seis secciones:

1-El relato del crecimiento de los descendientes de Jacob como pueblo, su esclavitud  en Egipto, y su escape final (Éxodo. 1-12).
2-El viaje desde Egipto al Monte Sinaí (Éxodo. 13-18).
3-La formación de una alianza entre Dios y el pueblo, y las leyes asociadas (Éxodo. 19-24).
4-Las intrincadas instrucciones para la construcción de un Tabernáculo, ropas de sacerdocio otros objetos rituales (Éxodo. 25-31).
5-El episodio del becerro de oro, y la nueva entrega de la ley (Éxodo. 32-34).
6-La construcción del Tabernáculo, vestimentas, y los objetos utilizados en los rituales (Exodo, 35-40).

El principal propósito del Éxodo es mantener vivo en la memoria del pueblo hebreo el relato fundacional de sí mismo como nación: la salida de Egipto y la consiguiente liberación de la esclavitud. A través de su huida y la búsqueda de la Tierra Prometida, el judío adquiere conciencia de su unidad étnica, filosófica, cultural y religiosa por vez primera.

El Éxodo establece también las bases de la liturgia y el culto, y está dominado en toda su extensión por la figura del legislador y conductor, el patriarca Moisés (sacado de las aguas).

El Éxodo es el corazón del Antiguo Testamento, y aquello que le da su significado al presentarnos a un Dios que liberta a los hombres.

Este libro ha dado a la religión judía y luego a la cristiana, su primera orientación que las hizo diferentes de todas las demás .Dios no viene primero para que se lo respete o para indicar caminos espirituales, sino para escoger un pueblo con el cual actuará en el corazón de la historia humana.

Los Evangelios primero , y luego los cristianos, reconocerán en Jesús el nuevo Moisés de una nueva partida; y buscarán en este libro como figuras de todo lo que viven en la iglesia: ¿ El paso del mar?; ¿Es el bautismo?; ¿La roca de la que sale la fuente? es Cristo.

El Éxodo es antes que nada la liberación de los esclavos y la elección del pueblo de Israel en la búsqueda de la Tierra Prometida,

El Éxodo y la Historia

Los relatos del Éxodo abundan en historias hermosas , pero están muy lejos de lo que habríamos presenciado allí. Al contemplar las escenas grandiosas que allí se pintan , nos gustaría saber lo que la historia puede decir al respecto.

El Dios verdadero del Éxodo

Dios salva a su pueblo para que ellos puedan vivir una relación fiel con el.

Estamos pues confrontando con dos historias, la científica y la que ha formado la conciencia de Israel y del pueblo cristiano. La primera reconoce que allí Dios ha entrado en la Historia; su acción ha sido muy discreta y en esto descubrimos su pedagogía; Dios es muy paciente. La otra historia nos enseña quiénes somos y solamente la entienden bien aquellos que han creído en Cristo como su Salvador.

lunes, marzo 01, 2010

La Bandera

Uno de los soldados le abrió (a Jesús) el costado con una lanza, y al instante salió sangre y agua. Y el que lo vio da testimonio… y él sabe que dice verdad, para que vosotros también creáis.
 – Juan 19: 34-35.


Un tren expreso había chocado violentamente contra un tren suburbano que se había detenido a causa de una avería, aunque un empleado, blandiendo una bandera, había señalado el hecho. El conductor del tren expreso había salvado su vida saltando de la locomotora antes de la catástrofe.

Algún tiempo después tuvo que comparecer ante un tribunal. Allí se le preguntó: –¿No vio usted al empleado que blandía la bandera exigiéndole detenerse? Él contestó: –Lo vi, pero tenía una bandera amarilla. Concluí que todo iba bien y seguí avanzando. Entonces fue llamado el empleado de la bandera y se le preguntó qué bandera había utilizado. –Una bandera roja, pero el tren no se detuvo. –¿Está usted seguro de que era roja? –¡Totalmente seguro!, fue la respuesta.

Como los dos hombres insistían en la veracidad de su testimonio, se le pidió al empleado que mostrara su bandera como prueba. Entonces se esclareció el misterio: la bandera había sido roja, pero con los años y el sol, se había puesto amarillenta.

¡Cuidémonos de las banderas que pierden el color! ¡Cuidado con los mensajes supuestamente cristianos que ya no reconocen la necesidad y el valor de la sangre de Cristo vertida para quitar nuestros pecados, este elevadísimo precio pagado para darnos la paz! No temamos proclamar esta doctrina esencial de la Palabra de Dios:“La sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado” (1 Juan 1:7).

domingo, febrero 28, 2010

Siervos Felices.

Libertados del pecado, vinisteis a ser siervos de la justicia… ahora para santificación presentad vuestros miembros para servir a la justicia. – Romanos 6:18-19.

Entre los numerosos títulos que designan a los creyentes en el Nuevo Testamento, se halla el de siervo (esclavo). En tiempos antiguos, la condición de esclavo era en general muy dura. Sin embargo, los apóstoles y el mismo Señor toman ese título y lo aplican a los creyentes.

El esclavo pertenece totalmente a su amo y está obligado a servirle. El sistema humano ocasionó tantos abusos que la palabra esclavo produce una terrible resonancia en nuestras mentes. Pero hay casos en que la Escritura recomienda esta posición, para que así alguien pueda decir: “Yo amo a mi señor… no saldré libre” (Éxodo 21:5), «amo estos vínculos que me atan a él, porque él es bueno».


El cristiano, ¿de quién puede decir que es el feliz siervo?
Siervo de la justicia. Todos éramos esclavos del pecado, pero encontramos al gran libertador, Jesucristo, en quien está personificada la justicia. Ahora le obedezco haciendo hechos justos ante Dios.

Siervo de Jesucristo. Es el título que toman con alegría Pablo, Timoteo, Santiago, Pedro, Judas apóstol… al comienzo de sus epístolas.

Jesús es mi verdadero amo. Me rescató por el precio de su sangre derramada en el Gólgota. En la práctica, ¿soy un siervo sumiso?

Siervo de Dios (Apocalipsis 1:1). Obedezco a Dios porque le pertenezco. Trato de hacer su voluntad, que es soberana y maravillosamente más sabia que la mía. ¿Me percato siempre de ello?

La Paz para con Dios.




Creemos en el que levantó de los muertos a Jesús, Señor nuestro, el cual fue entregado por nuestras transgresiones, y resucitado para nuestra justificación. – Romanos 4:24-25.




Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo. – Romanos 5:1.

Jimi Hendrix, célebre cantante y guitarrista, daba un concierto en una ciudad de Europa. Al llegar al final, rompió violentamente su guitarra. Al ver este gesto el auditorio manifestó un entusiasmo delirante. Pero, de repente, a este frenesí le siguió un silencio glacial. El cantante se había arrodillado y lanzó un llamado angustioso: –Si conoces la verdadera paz, quiero que vengas a verme al camerino.

Aparentemente nadie respondió a ese llamado. Indiferentes, insensibles o incapaces de contestar, los oyentes salieron de la sala. Trágicamente, algunos días más tarde el cantante murió de una sobredosis de somníferos y alcohol.

¡Cuántas personas que nos rodean, aun cuando no lo expresen, viven semejante angustia! Distracciones, diversiones, huida en «paraísos artificiales» no la pueden borrar. Sólo la paz que Dios da puede colmar esa profunda necesidad, esa sed permanente que cada uno siente en lo profundo de sí mismo.

Somos conscientes de que Dios no puede hacer caso omiso del pecado sin castigarlo. Pero Cristo hizo la paz mediante la sangre de su cruz (Colosenses 1:20). El que era sin pecado cargó con los pecados de todos los que reconocen ser culpables y creen en el valor redentor de su obra.

Para hablar de paz a un alma angustiada, primero es necesario poseerla uno mismo.

domingo, febrero 21, 2010

¿Hipócritas?

He aquí, tú amas la verdad en lo íntimo, y en lo secreto me has hecho comprender sabiduría. Salmos 51.6


Siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es,Cristo. Efesios 4:15.


La palabra «hipócrita» viene de una voz griega que designaba a los actores de teatro. La hipocresía es, según el diccionario de La Real Academia Española: «Fingimiento de cualidades o sentimientos contrarios a los que verdaderamente se tienen o experimentan».

A veces los cristianos son acusados de ser hipócritas, lo cual sirve de pretexto a algunas personas para rehusar el Evangelio. El Señor Jesús censuró severamente la hipocresía. Así que consideremos lo siguiente:

1. ¿Qué mira Dios en nuestra vida? ¿Las prácticas religiosas, la apariencia de moralidad? No. Dios mira en lo más profundo de nuestro corazón. “El Señor no mira lo que mira el hombre; pues el hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero el Señor mira el corazón” (1 Samuel 16:7).

2. ¿Qué es la fe cristiana? Es la confianza en Dios, quien perdona a aquel que reconoce sus faltas ante él. Dios le da una nueva vida y el poder de su Espíritu; y la fe produce obras que así la confirman (Santiago 2:17-18). De no ser así, la fe no tiene valor.

3. ¿Cómo ser liberado de la hipocresía? No es tratando de analizarnos a nosotros mismos ni nuestras motivaciones. Es necesario confiar en Jesús, pedirle que nos examine y nos alumbre mediante su Palabra, que nos dé la fuerza moral para poner en práctica lo que sabemos que es verdadero, para su gloria y nuestra felicidad.

Morir por su Fe a los 17 Años.

Vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí. – Gálatas 2:20.

Rachel hablaba con su compañero Richard cuando dos muchachos de su colegio les dispararon, hiriendo a Richard en la médula espinal y a Rachel en las piernas y el tórax. Uno de los agresores la agarró del pelo y le preguntó: –¿Crees en Dios? –Ya sabes que sí, contestó ella. –Entonces ve a juntarte con Él, dijo el criminal mientras le disparaba una bala en la cabeza. Esto sucedió el 20 de abril de 1999 en los EE.UU.

Rachel amaba al Señor y era consciente de que el tiempo pasa rápido. En su diario había dibujado la palma de una mano y en su interior había escrito: «¿Qué harías si tuvieses que morir mañana? ¿Qué te sucedería? ¿Adónde irías? Mañana no es una promesa sino una suerte que podría no volver a presentarse. ¿Qué pasa después de la muerte? ¿En dónde pasarás la eternidad? ¿Tendrás una vida eterna en la presencia del Padre que nos ama, o estarás para siempre lejos del Salvador Jesucristo? La eternidad está en tus manos… ¡cámbiala!».

Su madre contaba: –Rachel tenía dos sueños: testificar de Dios y vivir siempre en su presencia. Dios cumplió ambos deseos mediante su muerte. En su diario también se puede leer: «Si tuvieses que hacer una lista de tus cinco prioridades, ¿cuáles serían? Ésta es la mía: 1. Dios 2. Familia 3. Amigos 4. Mi futuro 5. Yo».

Lector, al igual que Rachel, ¿es consciente de la brevedad de la vida y de la necesidad de vivir cada día como si fuese el último?

jueves, febrero 11, 2010

Una Profecía Cumplida.


Profecías Escribanos Desde Aquí...Angustiado él, y afligido, no abrió su boca; como cordero fue llevado al matadero; y como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, y no abrió su boca. - Isaías 53:7.

Después de que el Señor fuese arrestado en el huerto de Getsemaní, lo llevaron de un tribunal a otro: los seres humanos no escatimaron ninguna grosería, brutalidad y maltrato. Hicieron con él lo que quisieron. ¿Y cómo se comportó el Señor?


Las palabras proféticas del Antiguo Testamento se cumplieron. Cuando se trataba de defenderse a sí mismo, callaba. En Mateo 26:62 está escrito: “Y levantándose el sumo sacerdote, le dijo: ¿No respondes nada? ¿Qué testifican éstos contra ti? Mas Jesús callaba”. Herodes también “le hacía muchas preguntas, pero él nada le respondió”. Pilato, el gobernador romano, quien quería oír cómo el acusado se defendía ante las inculpaciones, le dijo: “¿Nada respondes? Mira de cuántas cosas te acusan. Mas Jesús ni aun con eso respondió” (Marcos 15:4-5).

A la pregunta del sumo sacerdote: “¿Eres tú el Cristo, el Hijo de Dios?” contestó: “Tú lo has dicho”. Y a la pregunta de Pilato: “¿Eres tú el Rey de los judíos?”, Jesús dijo: “Tú lo dices” (Mateo 26:63; 27:11). Así, sólo hablaba para dar testimonio acerca de su persona. Testificó ser el Hijo de Dios, aunque sabía que lo acusarían de blasfemia y por eso lo condenarían a muerte.

El Señor nunca protestó por el injustificado trato de los soldados romanos, ni tampoco leemos que un quejido de dolor haya salido de sus labios cuando fue tratado tan brutalmente. Sólo podemos admirar con adoración a la divina Víctima.

El Carcelero de Filipos.




¿Qué debo hacer para ser salvo?… Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo. - Hechos 16:30-31.

En 1880 un predicador tuvo una serie de reuniones en San Luis (EE.UU.). El diario del lugar publicó las predicaciones en el típico estilo de los periódicos. Una noche, el tema había sido el carcelero de Filipos en Macedonia, el que custodió al apóstol Pablo y luego creyó en Cristo. El titular del artículo que el diario publicó fue: «El carcelero de Filipos atrapado» (Philippi en inglés).

La mirada de un hombre llamado Burke cayó sobre ese titular. Él era un criminal muy famoso. A los cuarenta años de edad ya había pasado la mitad de su vida detrás de las rejas. Burke empezó a leer el diario, pensando que se trataba de un carcelero de Philippi (ciudad de los EE.UU.) que él conocía. Pero pronto se olvidó del motivo de su curiosidad y fue impresionado por el mensaje. En esa predicación leyó nueve veces: “Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo”. Esa noche Burke oró por primera vez en su vida. Luego pidió más información a los cristianos que visitaban a los prisioneros, y se convirtió verdaderamente. El cambio en su vida lo confirmó.

Al principio, el juez del distrito pensó que fingía piedad a fin de ser bien tratado. Gracias a una formalidad legal Burke fue absuelto. Sin embargo, el juez seguía desconfiando de él. Pero como el cambio total de Burke siguió manifestándose, el juez terminó por ofrecerle un trabajo. Diez años más tarde, el ex presidiario era el empleado más importante de la administración. Esto es lo que hace la gracia de Dios por aquel que pide, escucha y cree.

lunes, febrero 08, 2010

Violencia Escolar.




Habrá hombres amadores de sí mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios… desobedientes a los padres… sin afecto natural… crueles… amadores de los deleites más que de Dios… – 2 Timoteo 3:2-4.

Un diario relató: «Crueles chicos azotaron a su compañera de 12 años de edad con una vara de hierro y le aplicaron cigarrillos encendidos sobre la piel. Sólo uno de los agresores alcanza los 14 años de edad y por eso puede tener responsabilidad penal».

Cada vez es más común la violencia en las escuelas. No sólo los alumnos son agredidos, sino que a menudo los profesores también son víctimas de la violencia estudiantil. Un maestro a quien conocí durante las vacaciones me dijo: –Tengo miedo de volver al trabajo cuando empiecen de nuevo las clases.

¿A qué se debe este funesto aumento de la violencia? En general se habla del cambio del entorno en el que viven los alumnos y de la desintegración de las normas sociales, sin preguntarse de dónde viene esa desintegración.

La Palabra de Dios da la respuesta en Romanos 3:18: “No hay temor de Dios delante de sus ojos”. ¡Cuántos chicos crecen sin Dios y sin temor de Él! Crecen en una sociedad egoísta, amadora de los deleites más que de Dios. A menudo son abandonados a sí mismos; e ignorantes de su responsabilidad ante un Dios Creador, no pueden desarrollar la abstención necesaria frente al mal.

Sólo existe un camino para salir de este dilema: el arrepentimiento y la conversión a Dios. Adultos, jóvenes, niños: todos debemos volvernos personalmente a Dios con fe en Jesucristo, el Salvador del mundo.

viernes, febrero 05, 2010

Junto al Señor Jesús.

(Jesús dijo): He aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. – Mateo 28:20.


Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo. – Salmo 23:4.

Un autor contemporáneo escribió: «En el curso de los años, entre los cristianos se ha desarrollado la idea de que su llamamiento primordial es estar cerca de los demás, es decir, ser sensibles a sus necesidades y sufrimientos. Pero al leer la Biblia, vemos que el primer pensamiento de Jesús era obedecer a su Padre y vivir constantemente en su presencia. Entonces podía desempeñar con los hombres lo que Dios su Padre le había encomendado».

Nosotros, quienes decimos que queremos seguir a Jesús, primero debemos buscar su compañía, vivir cerca de él, sabiendo que además de estar presente, él interviene y responde. Entonces, cuando sobrevengan las dificultades o las tentaciones, nos sentiremos protegidos por esa presencia de amor. Y entonces también podremos ser atentos, respetuosos y abiertos con aquellos que nos rodean.

Al despertar cada mañana, a menudo los afanes del día nos asaltan. Nuestro primer deber consiste simplemente en apartar esos pensamientos, volviéndonos a Dios mediante la oración y escuchándole al leer su Palabra. Entonces nuestra vida será más fuerte, alegre y apacible durante el día. Si a veces nos damos cuenta de que, por decirlo así, hemos soltado la mano del Señor Jesús, que nuestro reflejo sea volver a Él por medio de una corta y silenciosa oración. Él nos contestará, porque nunca nos abandona

martes, febrero 02, 2010

Es Injusto!

Respondió Job al Señor, y dijo: He aquí que yo soy vil; ¿qué te responderé? Mi mano pongo sobre mi boca. Una vez hablé, mas no responderé; aun dos veces, mas no volveré a hablar. – Job 40:3-5.

«¡No entiendo! ¡Es demasiado injusto! Si Dios existiera, no permitiría tales cosas». Así hablaba Lola, una adolescente que acababa de sufrir la súbita muerte de sus padres. Es cierto que existen terribles dramas, y esa joven no es la única persona en dudar de la justicia o bondad de Dios, incluso de su existencia.

Al razonar así, tratamos a Dios como si fuera un ser semejante a nosotros. Pero Dios es Dios, soberano, y el hombre no puede pedir que su Creador le rinda cuentas. ¿No es más bien la humanidad, de la cual usted y yo formamos parte, la que tiene que rendir cuentas a ese Dios de amor por haber rechazado y clavado a su Hijo unigénito Jesucristo?

¿Cómo respondió Dios a ese odio y a esa injusticia? “Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros” (Romanos 5:8). “Se ha manifestado la justicia de Dios… a fin de que él sea el justo, y el que justifica al que es de la fe de Jesús” (Romanos 3:21, 26).

Entonces, aun cuando Dios envía pruebas difíciles, cuyo motivo no entendemos, no le acusemos. Antes confiemos en Él, pues sabe lo que hace: su meta es compartir con nosotros su felicidad eterna, “para mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su bondad para con nosotros en Cristo Jesús” (Efesios 2:7). “La dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro” (Romanos 6:23).

lunes, febrero 01, 2010

El Consejo de Dios.

No he rehuido anunciaros todo el consejo de Dios. – Hechos 20:27.

El eterno consejo de Dios abarca los planes de su corazón desde la eternidad pasada. Los reveló en el Nuevo Testamento mediante los apóstoles; y nosotros los creyentes estamos incluidos en esos planes. En la epístola a los Efesios, Pablo habla de las cuatro dimensiones de ese consejo, pues desea que seamos “plenamente capaces de comprender con todos los santos cuál sea la anchura, la longitud, la profundidad y la altura” de ese consejo (3:18).

La anchura. En virtud de la obra de redención de su Hijo, Dios quiere salvar a todos los seres humanos de todos los pueblos, tribus y clases sociales, para hacer de ellos sus hijos, a fin de que tengan un hogar eterno en la casa paterna.

La longitud. El consejo de la gracia de Dios es eterno así como Él mismo es eterno. Sus planes tienen cumplimiento durante la eternidad. Nosotros, quienes hoy creemos en el Señor Jesucristo y, en conjunto, pertenecemos a su Iglesia, estaremos eternamente como hijos en la casa del Padre.

La profundidad. Nos recuerda cuán bajo tuvo que descender el Señor Jesús para salvarnos y conseguir que el consejo de Dios fuera hecho realidad. Tuvo que hacerse hombre y, como tal, tomar nuestro lugar en el juicio y luego entrar en la muerte.

La altura. Nos habla de la elevada posición en la que estamos colocados como creyentes. Individualmente somos hechos hijos de Dios; como conjunto formamos la Iglesia de Dios, íntimamente unida al Señor Jesús: somos su cuerpo y su esposa.

domingo, enero 31, 2010

Si Alguien Abre…


He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo. – Apocalipsis 3:20.

Es Jesús quien dice: “Si alguno… abre… entraré a él”. No fuerza la puerta, sino que espera la respuesta. Abrir la puerta a Jesús es lo contrario de encerrarse en sí mismo, de querer resolver uno mismo sus problemas. Al abrir y pedir a Jesús que entre en mi vida, recibo la luz de Dios. Es, pues, un impulso de vida, de confianza en Dios.

¿Cómo podemos abrir la puerta de nuestra vida a Jesús? Es necesario “el arrepentimiento para con Dios, y la fe en nuestro Señor Jesucristo” (Hechos 20:21). Arrepentirse es primeramente tomar conciencia de que estamos separados de Dios, alejados de él a causa de nuestras malas acciones, intenciones y aun malos pensamientos. ¿Ya confesó usted a Dios todas esas cosas que Le ofenden y quizá pesan sobre su conciencia?

¿Cree usted que Jesucristo murió por sus pecados y que resucitó? En caso afirmativo, usted le abrió la puerta y es un hijo de Dios.

Nosotros, cristianos, también necesitamos abrir diariamente la puerta a Jesús. Invitémosle al centro de nuestros problemas y seremos sostenidos y fortalecidos por su presencia. Con el Señor podemos pasar con paz nuestras dificultades, superar nuestras dudas y ser liberados de nosotros mismos. Mediante la oración, nuestro corazón acepta el don que Dios nos preparó: su Hijo unigénito, que murió por nuestras faltas y resucitó, y que vive junto al Padre para guiarnos y sostenernos. Jesús se revela a aquel que lo busca.

sábado, enero 30, 2010

Las Preguntas de Dios.

Dios llamó al hombre, y le dijo: ¿Dónde estás tú? – Génesis 3:9.

(Jesús) les dijo: Y vosotros, ¿quién decís que soy yo? – Mateo 16:15.

Nosotros hemos creído y conocemos que tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente. – Juan 6:69.



¿Por qué los creyentes creemos que la Biblia es la Palabra de Dios? Cuanto más uno la lee, tanto más puede darse cuenta de que por medio de ella, desde los tiempos antiguos, Dios procura conversar con el hombre. Este deseo de comunicación teje una trama continua a través de épocas y libros diferentes.

Las preguntas que nos llegan no perdieron en nada su fuerza y actualidad. Dios se dirige al hombre de manera directa: “¿Dónde estás?”, fue la primera pregunta que Dios formuló en Génesis. Sí, hoy, ¿dónde estoy?, ¿qué tipo de relación tengo con Dios? Luego Dios me pregunta: “¿Qué es lo que has hecho?” (Génesis 3:13). Desde que nací, a menudo he vivido sin él, a pesar de que a veces considero la posibilidad de su existencia.

En los evangelios Jesús habla aún más directamente: “Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?”. ¿Quién es Jesús para mí? ¿Un extraño o un amigo? ¿Alguien a quien me gustaría conocer o alguien de quien huyo? Y si me acerco a Él, si reconozco en Él al Hijo de Dios, Él va aún más lejos, diciendo: “¿Qué quieres que te haga?” (Lucas 18:41). “¿Quieres ser sano?” (Juan 5:6). Él es el único que tiene el poder de sanar las heridas de mi corazón.

Luego, la primera preocupación del creyente será: “¿Qué haré, Señor?” (Hechos 22:10).

jueves, enero 21, 2010

Creer o Sentir.

Estas cosas os he escrito a vosotros que creéis en el nombre del Hijo de Dios, para que sepáis que tenéis vida eterna. – 1 Juan 5:13.

Todo aquel que cree en el Hijo de Dios puede estar seguro de su salvación. Quizá no sienta nada; pero no es una razón para estar inseguro. ¿Por qué no? Porque la Palabra de Dios, que anula toda duda al respecto, da la seguridad al creyente.

Hace años, un predicador del Evangelio, irradiante de paz, afirmaba este hecho. Después de la predicación una mujer se acercó a él, diciendo: –Yo daría mucho para que tan sólo pudiera sentir que verdaderamente soy salva. –No puedo hablar por otros, repuso el predicador, pero en toda mi vida nunca sentí ni un instante que era salvo. –¿Cómo?, preguntó la mujer, ¿usted vive constantemente en los rayos del sol del amor de Dios y quiere hacerme creer que nunca se sintió salvado? –Exacto, así es. En mi vida jamás me sentí salvo. Pero a menudo me he sentido muy feliz porque sé que soy salvo. Esto no me lo dicen mis sentimientos fluctuantes, sino la Palabra inmutable de nuestro Dios eterno.

Esta historia muestra claramente que los sentimientos no sirven para demostrar la fe, sino que son una consecuencia de la fe. Que yo sea feliz o infeliz no cambia en nada mi salvación. Pero si confío en las afirmaciones de la Palabra, está claro que no me faltará la felicidad de la salvación. “Bienaventurados los que oyen la palabra de Dios, y la guardan” (Lucas 11:28).

miércoles, enero 20, 2010

La Oración.


Dios mío… a ti oraré… de mañana me presentaré delante de ti, y esperaré. - Salmo 5:2-3.


Perseverad en la oración. - Colosenses 4:2.

«Papá, ¿podrías…?». Los niños que tienen un padre disponible son privilegiados, porque un papá sabe resolver muchos problemas.

Los cristianos, es decir, las personas que han aceptado a Jesucristo como su Salvador, pueden hablar libremente a Dios, su Padre celestial, por medio de la oración.

Podemos hacernos tres preguntas: ¿Dónde orar? ¿Cuándo orar? ¿Cómo orar? Las respuestas son sencillas y están en la Biblia.

¿Dónde?: “Que los hombres oren en todo lugar” (1 Timoteo 2:8).

¿Cuándo?: “Velad, pues, en todo tiempo orando” (Lucas 21:36).

¿Cómo?: “Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia” (Hebreos 4:16).

En esto Jesucristo es nuestro modelo perfecto. A menudo lo vemos orando en los evangelios. Tomémoslo como ejemplo.

Cuando estemos confrontados a problemas aparentemente insolubles, cuando las inquietudes nos asalten o las preocupaciones nos sumerjan, sencillamente arrodillémonos para hablar a Dios, como el niño que se dirige a su padre. A Él podemos exponer con fe y fervor nuestras necesidades más profundas. Él conoce lo que queremos expresarle, pero le agrada oírnos, y en el momento oportuno responderá con bondad. En lo inmediato podremos experimentar su paz, sabiendo que nos ha escuchado.

martes, enero 19, 2010

Simple Religión o Relación.

No ha enloquecido Dios la sabiduría del mundo? Pues ya que en la sabiduría de Dios, el mundo no conoció a Dios mediante la sabiduría, agradó a Dios salvar a los creyentes por la locura de la predicación. – 1 Corintios 1:20-21.

Dos viajeros llegaron temprano a la estación y escogieron los mejores asientos en el último vagón del tren parado en el andén. Estaban conversando animadamente cuando un empleado vino a pedirles que fueran en seguida a la parte delantera del tren. –¿Qué le falta a este vagón?, preguntaron ellos. –Nada, repuso el empleado con una sonrisa algo socarrona, simplemente no está enganchado al resto del tren.



Este es el problema de tantas teorías y vanas creencias de las cuales se apodera el espíritu de los hombres: no llevan a ninguna parte. El que desee viajar hacia un porvenir seguro debe asegurarse de que el vagón esté enganchado al tren. “Todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo” (Hechos 2:21). Esta es la afirmación divina que nos permite enfocar el fin del viaje con toda seguridad.



Pero decir que uno es cristiano porque ha sido bautizado, porque ha seguido los ritos de la religión que más le convenía, es tomar un lugar en el vagón que nunca le llevará a buen destino.



¿En quién ponemos nuestra confianza para asegurar nuestro porvenir y eterna felicidad? El único vínculo que puede unirnos a Jesús el Salvador es la fe en él y en su obra en la cruz, donde pagó nuestra deuda. A aquellos que creen en él les da vida eterna. “El que cree en el Hijo (de Dios) tiene vida eterna” (Juan 3:36).

Datos personales

Pastor Elias Alves