miércoles, enero 20, 2010

La Oración.


Dios mío… a ti oraré… de mañana me presentaré delante de ti, y esperaré. - Salmo 5:2-3.


Perseverad en la oración. - Colosenses 4:2.

«Papá, ¿podrías…?». Los niños que tienen un padre disponible son privilegiados, porque un papá sabe resolver muchos problemas.

Los cristianos, es decir, las personas que han aceptado a Jesucristo como su Salvador, pueden hablar libremente a Dios, su Padre celestial, por medio de la oración.

Podemos hacernos tres preguntas: ¿Dónde orar? ¿Cuándo orar? ¿Cómo orar? Las respuestas son sencillas y están en la Biblia.

¿Dónde?: “Que los hombres oren en todo lugar” (1 Timoteo 2:8).

¿Cuándo?: “Velad, pues, en todo tiempo orando” (Lucas 21:36).

¿Cómo?: “Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia” (Hebreos 4:16).

En esto Jesucristo es nuestro modelo perfecto. A menudo lo vemos orando en los evangelios. Tomémoslo como ejemplo.

Cuando estemos confrontados a problemas aparentemente insolubles, cuando las inquietudes nos asalten o las preocupaciones nos sumerjan, sencillamente arrodillémonos para hablar a Dios, como el niño que se dirige a su padre. A Él podemos exponer con fe y fervor nuestras necesidades más profundas. Él conoce lo que queremos expresarle, pero le agrada oírnos, y en el momento oportuno responderá con bondad. En lo inmediato podremos experimentar su paz, sabiendo que nos ha escuchado.

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Pastor Elias Alves