martes, junio 29, 2010

Un Mundo Invisible.

En él (Jesús, el Hijo de Dios) fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles… todo fue creado por medio de él y para él. – Colosenses 1:16.

A Dios nadie le vio jamás; el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, él le ha dado a conocer. – Juan 1:18.
Por medio de sus sentidos e inteligencia, la humanidad percibe su entorno y procura explorar las partes más alejadas del universo. Pero existe una esfera que nuestros sentidos naturales no pueden percibir. Sólo la Biblia nos da a conocer su realidad e importancia. Es el mundo invisible.

Dios es Espíritu (Juan 4:24), es invisible (1 Timoteo 1:17), es Aquel a quien ningún hombre ha visto ni puede ver (1 Timoteo 6:16), el creador de todo, incluso de lo invisible; sólo Él puede darnos la inteligencia para comprender ese mundo.

Los ángeles pueblan el mundo invisible. Son “espíritus ministradores, enviados para servicio a favor de los que serán herederos de la salvación” (Hebreos 1:14). Pero también existen los demonios, “ángeles que no guardaron su dignidad” (Judas 6), cuyo jefe es Satanás. Son “huestes espirituales de maldad en las regiones celestes” (Efesios 6:12). Los demonios tratan de esclavizar a los hombres.

¡Tengamos cuidado! El ocultismo está en relación con ese mundo. ¿Y qué salida nos queda si hemos participado de él? Acudir a Jesús y suplicarle que nos libre. Jesús es Dios. En la cruz triunfó sobre Satanás y sobre los poderes espirituales de maldad. Sólo los que reciben este mensaje de salvación participan en esta victoria.

jueves, junio 17, 2010

¿Con qué Objetivo Creó Dios al Mundo?

Las cosas invisibles de él (Dios), su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa. - Romanos 1:20.

Quien reflexione en la existencia del universo y en su funcionamiento es llevado a admitir las cosas como son: la coherencia de nuestro mundo es la prueba de una inteligencia divina creadora. Rehusar tal conclusión sería tan poco razonable como pensar que un automóvil fue construido por una serie de casualidades. Así como un ingeniero no concibe un auto para no hacer nada con él, Dios no creó el mundo sin tener un objetivo. ¿Cuál es, pues, el proyecto de Dios para el mundo, y más particularmente para cada individuo que forma parte de esta creación? Es esencial preocuparse por ello.

La Biblia nos dice que Dios busca adoradores (Juan 4:23). Dios es amor (1 Juan 4:16) y siempre deseó tener junto a Él, en su intimidad, seres felices que le conozcan como Aquel que otorga su gracia y que le canten eternamente sus alabanzas. Se reveló bajo este carácter al darnos a su Hijo Jesucristo. Éste vino como hombre y habitó en medio de seres perdidos para demostrarles el amor divino. Y en el momento mismo en que la maldad del corazón humano alcanzó su punto culminante, cuando crucificaron a Jesucristo en una cruz, Dios mostró lo que había en su corazón al salvar a los hombres culpables y perdidos.

La primera intención de Dios con usted es adquirirle para Él. Quiere llevarle a poner su confianza en Jesús, perdonarlo y adoptarlo como su hijo. Entonces le promete la eterna felicidad en su presencia.

sábado, junio 12, 2010

Un Dios que Salva.

Sin derramamiento de sangre no se hace remisión (de pecados).
                - Hebreos 9:22.
La sangre de Jesucristo… nos limpia de todo pecado.  1 Juan 1:7.








Una mujer libanesa, a quien se le hablaba del amor de Dios por este mundo, se resistía con muchos argumentos.

Pero un día su hijo, víctima de un accidente, necesitó urgentemente una transfusión sanguínea. En esa región montañosa del Líbano hubo que buscar a alguien dispuesto a dar sangre al joven. Sólo un cristiano de la aldea tenía el grupo sanguíneo compatible con el del muchacho y no vaciló en socorrerlo. Gracias a este creyente, el herido se repuso rápidamente.

Días después el creyente fue a visitar a la familia. Todos lo acogieron con gozo y agradecimiento. –Su intervención salvó la vida de mi hijo, dijo la madre. Entonces, sonriendo, el creyente dijo: –Es poca cosa, señora; piense más bien en lo que Dios hizo por nosotros. La Escritura dice que estábamos “muertos en pecados” (Efesios 2:5), pero “de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna” (Juan 3:16).

A veces el don de la sangre es el único medio para salvar físicamente una vida humana. Jesús dio su vida por mí. Murió en mi lugar, cargó con el castigo que merecían mis pecados. A través de su sangre vertida en la cruz obtuvo pleno perdón para todos aquellos que creen, haciendo así la paz con Dios.

Entonces la mujer comprendió que la actitud de ese creyente era el reflejo de un amor mucho más grande: Jesús dio su vida para la salvación de los hombres.



miércoles, junio 02, 2010

Él no Fuerza la Puerta.

(Jesús dijo:) He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él. - Apocalipsis 3:20.
Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres. - Juan 8:36.

Después de una terrible tragedia, un periodista preguntaba a una creyente: –¿Cómo pudo Dios permitir semejante catástrofe? Ella contestó: –Creo que Dios está tan entristecido como nosotros, porque durante años le pedimos que saliera de nuestro gobierno, de nuestras escuelas, de nuestras vidas… ¿Cómo podemos esperar que él nos dé su protección y bendición si exigimos que nos deje solos?

El ser humano, impregnado de un equivocado concepto de libertad, quiere pensar por sí mismo, pero no se da cuenta de que está condicionado por prejuicios, influido por los modelos culturales y sociales, por las costumbres de los demás. ¿Qué libertad sería hacer lo que se nos antoja a costa de los demás? ¿No corre el peligro de conducir a los peores excesos, si está en contradicción con los mandamientos que Dios dio al hombre para guiar su vida en la tierra? Dios dejó al hombre la libertad de escoger como ser responsable.

Pero toda elección tiene sus consecuencias. La Escritura lo confirma: “Todo lo que el hombre sembrare, eso también segará” (Gálatas 6:7). Cuando Dios está a la puerta de mi vida, por decirlo así, y espera que le abra, la decisión es mía. Él nunca obliga a abrirle, no va a forzar la puerta. Esa elección compromete mi vida terrenal y mi porvenir eterno. Dios también dice: “Os he puesto delante la vida y la muerte… escoge, pues, la vida” (Deuteronomio 30:19).

¿En Quién Tener Confianza?

No seas sabio en tu propia opinión. - Proverbios 3:7.
El que piensa estar firme, mire que no caiga. -
1 Corintios 10:12.
Guárdame, oh Dios, porque en ti he confiado. - Salmo 16:1.

La Biblia nos invita a admirar la “paciencia” de Job (Santiago 5:11). Pero este hombre “perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal”, mantenía en su corazón una secreta satisfacción de sí mismo. Le sobrevinieron las pruebas, la miseria, la enfermedad y finalmente las injustas insinuaciones de sus amigos. Al final Job perdió la paciencia. Exasperado, proclamó sus buenas obras y la perfección de su conducta.

Entonces Dios se reveló a él, primero por medio de un mensajero fiel, Eliú, y luego directamente. En este contacto con Dios, Job aprendió no sólo a conocer mejor a Dios, sino a conocerse a sí mismo (Job 42:5-6). Descubrió que todo lo bueno viene de Dios (Job 38:4-41). Así pasó de la confianza en sí mismo a la confianza total en Dios.

La historia de David y Goliat (1 Samuel 17) nos enseña que si la confianza en sí mismo puede hacer de uno un campeón orgulloso, la confianza en Dios nos hace vencedores. El gigante, muy consciente de su fuerza, desafiaba a todos a competir con él. El joven David confiaba humildemente en Dios. Aunque tenía su honda en la mano, no ponía su confianza en ella, pues dijo al gigante: “Tú vienes a mí con espada y lanza y jabalina; mas yo vengo a ti en el nombre del Señor” (v. 45).

Ambos, Job y David, recibieron la recompensa a su confianza en Dios.



martes, junio 01, 2010

La Luz Humana y la Luz Divina.

En él (el Verbo) estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. – Juan 1:4.
Aquella luz verdadera, que alumbra a todo hombre, venía a este mundo.
Juan 1:9.




¿Ha notado cómo la luz de un cerillo parece insignificante cuando la claridad del día inunda la habitación?
La luz de la bombilla se puede comparar con los pensamientos humanos. Éstos proyectan cierta luz que ayuda a comprender mejor las circunstancias que atraviesa nuestro mundo. Pero así como la bombilla sólo emana un débil resplandor comparado con la luz solar, todos los pensamientos humanos son poca cosa comparados con la verdad divina que Dios quiso comunicarnos por medio de su Palabra.

Rehusar abrir las cortinas en un día radiante y querer alumbrarse con una lámpara eléctrica sería un comportamiento extraño. Sin embargo, hoy en día muchas personas obran de esa manera. Estudian las corrientes de pensamiento que nuestro mundo produjo en el curso de los siglos, pero descuidan o rehúsan buscar la verdad divina en las Escrituras. Aun cuando uno todavía no haya reconocido en ella la voz de Dios, es indispensable conocer lo que la Escritura declara.

La Biblia afirma que Cristo es la luz verdadera. Mientras no entremos en una relación viva con Él, somos dejados en la incertidumbre y la penumbra de los pensamientos humanos. Jesucristo desea que le conozcamos como nuestro Salvador, quien murió para darnos una vida nueva. Abra su corazón a Cristo, quien le inundará con su luz y así usted conocerá su amor.

Datos personales

Pastor Elias Alves