viernes, abril 23, 2010

Ir Voluntariuamente al Infierno

El que no se halló inscrito en el libro de la vida fue lanzado al lago de fuego. – Apocalipsis 20:15.

Un grupo de personas se encontraba reunido en un castillo escocés alrededor de la chimenea en la cual se había hecho un gran fuego. Durante la conversación se hizo alusión al cristianismo. Un hombre elegante y de edad dijo a la dueña de casa: –Por lo que acaba de decir, entiendo que usted es cristiana. ¿Cree seriamente en lo que dice la Biblia? –Sí, fue la respuesta. –¿También cree que los muertos resucitarán?, siguió preguntando el hombre. –Sí, volvió a decir la señora. –¿Y que los que no se hallen inscritos en el libro de la vida irán al infierno? –Sí, lo creo, agregó la señora.

Entonces este hombre cruzó el salón hasta la esquina donde se hallaba la jaula de un periquito. Lo sacó de ella, se dirigió a la chimenea y se dispuso a tirarlo al fuego. Asustada, la señora le tocó el brazo, diciendo: –¿Qué está haciendo? ¡Pobre pájaro! El hombre se rió y dijo: –Oiga, usted siente pena por este pobre pájaro, pero su Dios echa millones de personas al infierno. ¿Es éste un Dios de amor?

La señora le dijo: –¡Usted está equivocado! Dios no echa a nadie al infierno. Nosotros los seres humanos vamos voluntariamente a él. Dios sí quiere que todos seamos salvos.

Aún hoy el Señor Jesús ofrece gratuitamente el medio de escapar del infierno, ese lugar de desdicha. En Apocalipsis 22:17 leemos: “El que quiera, tome del agua de la vida gratuitamente”. “El que cree en el Hijo tiene vida eterna” (Juan 3:36).

martes, abril 13, 2010

DONDE ESTA EL INFIERNO?

El que rehúsa creer en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él. – Juan 3:36.

Todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo. – Romanos 10:13.

–¿Está lejos el infierno?, preguntó uno de los muchachos de un trío medio borracho que estaba tropezando a lo largo de una playa. Molesto por la actitud de los jóvenes, el policía de guarda contestó: –El infierno se halla al final de una vida sin Cristo, y usted está más cerca de él de lo que se imagina. Debería prepararse para encontrar a Dios.

Los tres borrachos se dieron media vuelta y continuaron tambaleándose sin hacer otro comentario. Esa noche se encontró el cadáver de uno de esos jóvenes junto a la orilla.

Años más tarde, este mismo policía estaba patrullando nuevamente la playa cuando se le acercó un turista que le dijo, al tiempo que le estrechaba la mano: –Usted no se acuerda de mí, pero yo lo reconozco. ¿Recuerda un trío de jóvenes ebrios y que uno de ellos le preguntó por el infierno? Él se ahogó. Yo estaba con él ese día, y la advertencia que usted le dio me impactó y me llevó a confesar mis pecados a Jesús y a recibirle como mi Salvador. Estoy muy agradecido a Dios por haberle inspirado para tocar mi corazón y hablarnos así. Él empleó sus palabras y me salvó por su gracia.

¡Qué aliento para ese agente cuando se enteró de que su advertencia no había sido inútil! Este joven la escuchó y reconoció que la muerte de su amigo era una prueba de lo que puede ocurrir cuando uno vive sin Dios.

Datos personales

Pastor Elias Alves