jueves, enero 21, 2010

Creer o Sentir.

Estas cosas os he escrito a vosotros que creéis en el nombre del Hijo de Dios, para que sepáis que tenéis vida eterna. – 1 Juan 5:13.

Todo aquel que cree en el Hijo de Dios puede estar seguro de su salvación. Quizá no sienta nada; pero no es una razón para estar inseguro. ¿Por qué no? Porque la Palabra de Dios, que anula toda duda al respecto, da la seguridad al creyente.

Hace años, un predicador del Evangelio, irradiante de paz, afirmaba este hecho. Después de la predicación una mujer se acercó a él, diciendo: –Yo daría mucho para que tan sólo pudiera sentir que verdaderamente soy salva. –No puedo hablar por otros, repuso el predicador, pero en toda mi vida nunca sentí ni un instante que era salvo. –¿Cómo?, preguntó la mujer, ¿usted vive constantemente en los rayos del sol del amor de Dios y quiere hacerme creer que nunca se sintió salvado? –Exacto, así es. En mi vida jamás me sentí salvo. Pero a menudo me he sentido muy feliz porque sé que soy salvo. Esto no me lo dicen mis sentimientos fluctuantes, sino la Palabra inmutable de nuestro Dios eterno.

Esta historia muestra claramente que los sentimientos no sirven para demostrar la fe, sino que son una consecuencia de la fe. Que yo sea feliz o infeliz no cambia en nada mi salvación. Pero si confío en las afirmaciones de la Palabra, está claro que no me faltará la felicidad de la salvación. “Bienaventurados los que oyen la palabra de Dios, y la guardan” (Lucas 11:28).

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Pastor Elias Alves