domingo, febrero 28, 2010

Siervos Felices.

Libertados del pecado, vinisteis a ser siervos de la justicia… ahora para santificación presentad vuestros miembros para servir a la justicia. – Romanos 6:18-19.

Entre los numerosos títulos que designan a los creyentes en el Nuevo Testamento, se halla el de siervo (esclavo). En tiempos antiguos, la condición de esclavo era en general muy dura. Sin embargo, los apóstoles y el mismo Señor toman ese título y lo aplican a los creyentes.

El esclavo pertenece totalmente a su amo y está obligado a servirle. El sistema humano ocasionó tantos abusos que la palabra esclavo produce una terrible resonancia en nuestras mentes. Pero hay casos en que la Escritura recomienda esta posición, para que así alguien pueda decir: “Yo amo a mi señor… no saldré libre” (Éxodo 21:5), «amo estos vínculos que me atan a él, porque él es bueno».


El cristiano, ¿de quién puede decir que es el feliz siervo?
Siervo de la justicia. Todos éramos esclavos del pecado, pero encontramos al gran libertador, Jesucristo, en quien está personificada la justicia. Ahora le obedezco haciendo hechos justos ante Dios.

Siervo de Jesucristo. Es el título que toman con alegría Pablo, Timoteo, Santiago, Pedro, Judas apóstol… al comienzo de sus epístolas.

Jesús es mi verdadero amo. Me rescató por el precio de su sangre derramada en el Gólgota. En la práctica, ¿soy un siervo sumiso?

Siervo de Dios (Apocalipsis 1:1). Obedezco a Dios porque le pertenezco. Trato de hacer su voluntad, que es soberana y maravillosamente más sabia que la mía. ¿Me percato siempre de ello?

La Paz para con Dios.




Creemos en el que levantó de los muertos a Jesús, Señor nuestro, el cual fue entregado por nuestras transgresiones, y resucitado para nuestra justificación. – Romanos 4:24-25.




Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo. – Romanos 5:1.

Jimi Hendrix, célebre cantante y guitarrista, daba un concierto en una ciudad de Europa. Al llegar al final, rompió violentamente su guitarra. Al ver este gesto el auditorio manifestó un entusiasmo delirante. Pero, de repente, a este frenesí le siguió un silencio glacial. El cantante se había arrodillado y lanzó un llamado angustioso: –Si conoces la verdadera paz, quiero que vengas a verme al camerino.

Aparentemente nadie respondió a ese llamado. Indiferentes, insensibles o incapaces de contestar, los oyentes salieron de la sala. Trágicamente, algunos días más tarde el cantante murió de una sobredosis de somníferos y alcohol.

¡Cuántas personas que nos rodean, aun cuando no lo expresen, viven semejante angustia! Distracciones, diversiones, huida en «paraísos artificiales» no la pueden borrar. Sólo la paz que Dios da puede colmar esa profunda necesidad, esa sed permanente que cada uno siente en lo profundo de sí mismo.

Somos conscientes de que Dios no puede hacer caso omiso del pecado sin castigarlo. Pero Cristo hizo la paz mediante la sangre de su cruz (Colosenses 1:20). El que era sin pecado cargó con los pecados de todos los que reconocen ser culpables y creen en el valor redentor de su obra.

Para hablar de paz a un alma angustiada, primero es necesario poseerla uno mismo.

domingo, febrero 21, 2010

¿Hipócritas?

He aquí, tú amas la verdad en lo íntimo, y en lo secreto me has hecho comprender sabiduría. Salmos 51.6


Siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es,Cristo. Efesios 4:15.


La palabra «hipócrita» viene de una voz griega que designaba a los actores de teatro. La hipocresía es, según el diccionario de La Real Academia Española: «Fingimiento de cualidades o sentimientos contrarios a los que verdaderamente se tienen o experimentan».

A veces los cristianos son acusados de ser hipócritas, lo cual sirve de pretexto a algunas personas para rehusar el Evangelio. El Señor Jesús censuró severamente la hipocresía. Así que consideremos lo siguiente:

1. ¿Qué mira Dios en nuestra vida? ¿Las prácticas religiosas, la apariencia de moralidad? No. Dios mira en lo más profundo de nuestro corazón. “El Señor no mira lo que mira el hombre; pues el hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero el Señor mira el corazón” (1 Samuel 16:7).

2. ¿Qué es la fe cristiana? Es la confianza en Dios, quien perdona a aquel que reconoce sus faltas ante él. Dios le da una nueva vida y el poder de su Espíritu; y la fe produce obras que así la confirman (Santiago 2:17-18). De no ser así, la fe no tiene valor.

3. ¿Cómo ser liberado de la hipocresía? No es tratando de analizarnos a nosotros mismos ni nuestras motivaciones. Es necesario confiar en Jesús, pedirle que nos examine y nos alumbre mediante su Palabra, que nos dé la fuerza moral para poner en práctica lo que sabemos que es verdadero, para su gloria y nuestra felicidad.

Morir por su Fe a los 17 Años.

Vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí. – Gálatas 2:20.

Rachel hablaba con su compañero Richard cuando dos muchachos de su colegio les dispararon, hiriendo a Richard en la médula espinal y a Rachel en las piernas y el tórax. Uno de los agresores la agarró del pelo y le preguntó: –¿Crees en Dios? –Ya sabes que sí, contestó ella. –Entonces ve a juntarte con Él, dijo el criminal mientras le disparaba una bala en la cabeza. Esto sucedió el 20 de abril de 1999 en los EE.UU.

Rachel amaba al Señor y era consciente de que el tiempo pasa rápido. En su diario había dibujado la palma de una mano y en su interior había escrito: «¿Qué harías si tuvieses que morir mañana? ¿Qué te sucedería? ¿Adónde irías? Mañana no es una promesa sino una suerte que podría no volver a presentarse. ¿Qué pasa después de la muerte? ¿En dónde pasarás la eternidad? ¿Tendrás una vida eterna en la presencia del Padre que nos ama, o estarás para siempre lejos del Salvador Jesucristo? La eternidad está en tus manos… ¡cámbiala!».

Su madre contaba: –Rachel tenía dos sueños: testificar de Dios y vivir siempre en su presencia. Dios cumplió ambos deseos mediante su muerte. En su diario también se puede leer: «Si tuvieses que hacer una lista de tus cinco prioridades, ¿cuáles serían? Ésta es la mía: 1. Dios 2. Familia 3. Amigos 4. Mi futuro 5. Yo».

Lector, al igual que Rachel, ¿es consciente de la brevedad de la vida y de la necesidad de vivir cada día como si fuese el último?

jueves, febrero 11, 2010

Una Profecía Cumplida.


Profecías Escribanos Desde Aquí...Angustiado él, y afligido, no abrió su boca; como cordero fue llevado al matadero; y como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, y no abrió su boca. - Isaías 53:7.

Después de que el Señor fuese arrestado en el huerto de Getsemaní, lo llevaron de un tribunal a otro: los seres humanos no escatimaron ninguna grosería, brutalidad y maltrato. Hicieron con él lo que quisieron. ¿Y cómo se comportó el Señor?


Las palabras proféticas del Antiguo Testamento se cumplieron. Cuando se trataba de defenderse a sí mismo, callaba. En Mateo 26:62 está escrito: “Y levantándose el sumo sacerdote, le dijo: ¿No respondes nada? ¿Qué testifican éstos contra ti? Mas Jesús callaba”. Herodes también “le hacía muchas preguntas, pero él nada le respondió”. Pilato, el gobernador romano, quien quería oír cómo el acusado se defendía ante las inculpaciones, le dijo: “¿Nada respondes? Mira de cuántas cosas te acusan. Mas Jesús ni aun con eso respondió” (Marcos 15:4-5).

A la pregunta del sumo sacerdote: “¿Eres tú el Cristo, el Hijo de Dios?” contestó: “Tú lo has dicho”. Y a la pregunta de Pilato: “¿Eres tú el Rey de los judíos?”, Jesús dijo: “Tú lo dices” (Mateo 26:63; 27:11). Así, sólo hablaba para dar testimonio acerca de su persona. Testificó ser el Hijo de Dios, aunque sabía que lo acusarían de blasfemia y por eso lo condenarían a muerte.

El Señor nunca protestó por el injustificado trato de los soldados romanos, ni tampoco leemos que un quejido de dolor haya salido de sus labios cuando fue tratado tan brutalmente. Sólo podemos admirar con adoración a la divina Víctima.

El Carcelero de Filipos.




¿Qué debo hacer para ser salvo?… Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo. - Hechos 16:30-31.

En 1880 un predicador tuvo una serie de reuniones en San Luis (EE.UU.). El diario del lugar publicó las predicaciones en el típico estilo de los periódicos. Una noche, el tema había sido el carcelero de Filipos en Macedonia, el que custodió al apóstol Pablo y luego creyó en Cristo. El titular del artículo que el diario publicó fue: «El carcelero de Filipos atrapado» (Philippi en inglés).

La mirada de un hombre llamado Burke cayó sobre ese titular. Él era un criminal muy famoso. A los cuarenta años de edad ya había pasado la mitad de su vida detrás de las rejas. Burke empezó a leer el diario, pensando que se trataba de un carcelero de Philippi (ciudad de los EE.UU.) que él conocía. Pero pronto se olvidó del motivo de su curiosidad y fue impresionado por el mensaje. En esa predicación leyó nueve veces: “Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo”. Esa noche Burke oró por primera vez en su vida. Luego pidió más información a los cristianos que visitaban a los prisioneros, y se convirtió verdaderamente. El cambio en su vida lo confirmó.

Al principio, el juez del distrito pensó que fingía piedad a fin de ser bien tratado. Gracias a una formalidad legal Burke fue absuelto. Sin embargo, el juez seguía desconfiando de él. Pero como el cambio total de Burke siguió manifestándose, el juez terminó por ofrecerle un trabajo. Diez años más tarde, el ex presidiario era el empleado más importante de la administración. Esto es lo que hace la gracia de Dios por aquel que pide, escucha y cree.

lunes, febrero 08, 2010

Violencia Escolar.




Habrá hombres amadores de sí mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios… desobedientes a los padres… sin afecto natural… crueles… amadores de los deleites más que de Dios… – 2 Timoteo 3:2-4.

Un diario relató: «Crueles chicos azotaron a su compañera de 12 años de edad con una vara de hierro y le aplicaron cigarrillos encendidos sobre la piel. Sólo uno de los agresores alcanza los 14 años de edad y por eso puede tener responsabilidad penal».

Cada vez es más común la violencia en las escuelas. No sólo los alumnos son agredidos, sino que a menudo los profesores también son víctimas de la violencia estudiantil. Un maestro a quien conocí durante las vacaciones me dijo: –Tengo miedo de volver al trabajo cuando empiecen de nuevo las clases.

¿A qué se debe este funesto aumento de la violencia? En general se habla del cambio del entorno en el que viven los alumnos y de la desintegración de las normas sociales, sin preguntarse de dónde viene esa desintegración.

La Palabra de Dios da la respuesta en Romanos 3:18: “No hay temor de Dios delante de sus ojos”. ¡Cuántos chicos crecen sin Dios y sin temor de Él! Crecen en una sociedad egoísta, amadora de los deleites más que de Dios. A menudo son abandonados a sí mismos; e ignorantes de su responsabilidad ante un Dios Creador, no pueden desarrollar la abstención necesaria frente al mal.

Sólo existe un camino para salir de este dilema: el arrepentimiento y la conversión a Dios. Adultos, jóvenes, niños: todos debemos volvernos personalmente a Dios con fe en Jesucristo, el Salvador del mundo.

viernes, febrero 05, 2010

Junto al Señor Jesús.

(Jesús dijo): He aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. – Mateo 28:20.


Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo. – Salmo 23:4.

Un autor contemporáneo escribió: «En el curso de los años, entre los cristianos se ha desarrollado la idea de que su llamamiento primordial es estar cerca de los demás, es decir, ser sensibles a sus necesidades y sufrimientos. Pero al leer la Biblia, vemos que el primer pensamiento de Jesús era obedecer a su Padre y vivir constantemente en su presencia. Entonces podía desempeñar con los hombres lo que Dios su Padre le había encomendado».

Nosotros, quienes decimos que queremos seguir a Jesús, primero debemos buscar su compañía, vivir cerca de él, sabiendo que además de estar presente, él interviene y responde. Entonces, cuando sobrevengan las dificultades o las tentaciones, nos sentiremos protegidos por esa presencia de amor. Y entonces también podremos ser atentos, respetuosos y abiertos con aquellos que nos rodean.

Al despertar cada mañana, a menudo los afanes del día nos asaltan. Nuestro primer deber consiste simplemente en apartar esos pensamientos, volviéndonos a Dios mediante la oración y escuchándole al leer su Palabra. Entonces nuestra vida será más fuerte, alegre y apacible durante el día. Si a veces nos damos cuenta de que, por decirlo así, hemos soltado la mano del Señor Jesús, que nuestro reflejo sea volver a Él por medio de una corta y silenciosa oración. Él nos contestará, porque nunca nos abandona

martes, febrero 02, 2010

Es Injusto!

Respondió Job al Señor, y dijo: He aquí que yo soy vil; ¿qué te responderé? Mi mano pongo sobre mi boca. Una vez hablé, mas no responderé; aun dos veces, mas no volveré a hablar. – Job 40:3-5.

«¡No entiendo! ¡Es demasiado injusto! Si Dios existiera, no permitiría tales cosas». Así hablaba Lola, una adolescente que acababa de sufrir la súbita muerte de sus padres. Es cierto que existen terribles dramas, y esa joven no es la única persona en dudar de la justicia o bondad de Dios, incluso de su existencia.

Al razonar así, tratamos a Dios como si fuera un ser semejante a nosotros. Pero Dios es Dios, soberano, y el hombre no puede pedir que su Creador le rinda cuentas. ¿No es más bien la humanidad, de la cual usted y yo formamos parte, la que tiene que rendir cuentas a ese Dios de amor por haber rechazado y clavado a su Hijo unigénito Jesucristo?

¿Cómo respondió Dios a ese odio y a esa injusticia? “Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros” (Romanos 5:8). “Se ha manifestado la justicia de Dios… a fin de que él sea el justo, y el que justifica al que es de la fe de Jesús” (Romanos 3:21, 26).

Entonces, aun cuando Dios envía pruebas difíciles, cuyo motivo no entendemos, no le acusemos. Antes confiemos en Él, pues sabe lo que hace: su meta es compartir con nosotros su felicidad eterna, “para mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su bondad para con nosotros en Cristo Jesús” (Efesios 2:7). “La dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro” (Romanos 6:23).

lunes, febrero 01, 2010

El Consejo de Dios.

No he rehuido anunciaros todo el consejo de Dios. – Hechos 20:27.

El eterno consejo de Dios abarca los planes de su corazón desde la eternidad pasada. Los reveló en el Nuevo Testamento mediante los apóstoles; y nosotros los creyentes estamos incluidos en esos planes. En la epístola a los Efesios, Pablo habla de las cuatro dimensiones de ese consejo, pues desea que seamos “plenamente capaces de comprender con todos los santos cuál sea la anchura, la longitud, la profundidad y la altura” de ese consejo (3:18).

La anchura. En virtud de la obra de redención de su Hijo, Dios quiere salvar a todos los seres humanos de todos los pueblos, tribus y clases sociales, para hacer de ellos sus hijos, a fin de que tengan un hogar eterno en la casa paterna.

La longitud. El consejo de la gracia de Dios es eterno así como Él mismo es eterno. Sus planes tienen cumplimiento durante la eternidad. Nosotros, quienes hoy creemos en el Señor Jesucristo y, en conjunto, pertenecemos a su Iglesia, estaremos eternamente como hijos en la casa del Padre.

La profundidad. Nos recuerda cuán bajo tuvo que descender el Señor Jesús para salvarnos y conseguir que el consejo de Dios fuera hecho realidad. Tuvo que hacerse hombre y, como tal, tomar nuestro lugar en el juicio y luego entrar en la muerte.

La altura. Nos habla de la elevada posición en la que estamos colocados como creyentes. Individualmente somos hechos hijos de Dios; como conjunto formamos la Iglesia de Dios, íntimamente unida al Señor Jesús: somos su cuerpo y su esposa.

Datos personales

Pastor Elias Alves